Si educar es ayudar al hombre para que descubra la clave profunda de su ser y su destino, y colaborar para que pueda darle una respuesta responsable, la educación más verdadera y profunda es la que trabaja como pedagogía del sentido de Dios.(Educ. y Proy. de Vida, 1994)
Por ello la escuela se propone formar hombres y mujeres que se animen a elaborar su propio proyecto de vida en torno a Dios, considerando a El como el principio fundante de todo y fin que reorienta hacia sí todos los fines intemedios. (cfr. E. Y P. de vida 67)
La necesidad de que la relación entre la escuela y el desarrollo intelectual, afectivo, religioso y social, sea muy estrecha, es que la escuela debe contribuir a este desarrollo lo cual quiere decir a su vez que debe apoyarse en él (Delval, 1991: 218)
El desarrollo del ser humano es una construcción en dos direcciones, hacia dentro y hacia fuera., el sujeto construye sus mecanismos intelectuales, y por otra parte construye el mundo que le rodea, la representación de la realidad exterior. (Delval, 1991: 219)
Hablar del perfil del alumno en nuestra Institución implica comprender la lógica de los procesos de aprendizaje teniendo en cuenta la edad de los alumnos y sus características psico-evolutivas y físicas pero atendiendo a la diversidad individual.
Para que el egresado pueda asumir un rol acorde al contexto socio-histórico del cual formará parte y en consonancia con su vocación cristiana, será necesario que sea capaz de: